ESTADO DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA: EL PACTO EDUCATIVO

 La mejora del estado de la educación en España no es un tema baladí, sino que es un tema complejo, controvertido y puntiagudo que lleva martilleando a la sociedad española prácticamente desde la Ley Moyano de 1857. Los diferentes gobiernos que se han ido sucediéndose en la tan compleja sociedad española han tratado de dotar a España de un sistema educativo eficaz, normalmente a través de disposiciones legislativas, pero siendo la educación una cuestión tan complicada, estas no han logrado el objetivo para el que fueron creadas. Se podría decir que la educación en España ha tratado de encontrarse a sí misma, y al final se ha terminado perdiendo aún más.


Se ha hablado de que la solución para este entuerto es la consecución de un Pacto Educativo entre las distintas fuerzas políticas. Este Pacto Educativo no es la panacea, pero podría suponer que por fin se instaurase un sistema educativo en España invariable en su base y que solo necesitara de pequeñas correcciones o reformas menores a lo largo del tiempo (entendiendo que la sociedad evoluciona y la educación debe evolucionar a la par). El problema recae en que la esfera política es demasiado poderosa para permitir que la necesidad educativa sea tenida en cuenta por los mismos partidos políticos que deben ponerse de acuerdo para lograr este Pacto Educativo. Tampoco vamos a hacer trampas al solitario, la educación es política, o, mejor dicho, esta imbuida (algunos dirían contaminada) por la política, es utópico imaginar que la educación sea un ente libre no sujeto a los designios e intereses de los políticos (y menos en un país como España). 


Estos intentos por parte de los partidos políticos españoles de lograr este Pacto Educativo han llevado en la mayoría de casos a un fracaso absoluto. Por ejemplo, en 2018, PP y Ciudadanos abogaron y propusieron un pacto por la educación, pero las negociaciones con el resto de fuerzas políticas hicieron que esta propuesta se abandonara fulminantemente. 


En los últimos años, en los que ha gobernado el PSOE junto a Unidas Podemos, se ha aprobado la LOMLOE (también conocida como Ley Celaá) y ha vuelto a la palestra el debate de la necesidad de un Pacto Educativo. La eterna cuestión del Pacto Educativo vuelve para quedarse, pero no es algo nuevo. ¿Quieren de verdad los partidos políticos este Pacto Educativo? En mi opinión no, no hay voluntad de ello por ninguno, la educación es un arma política, por un lado, controlas el sistema educativo que va a formar a los futuros ciudadanos y, por otro, controlas (o intentas controlar) a los docentes que van a enseñar a estos futuros ciudadanos. En resumidas cuentas, el monopolio de la educación es un arma demasiado jugosa para entregarla sin pelear. Aquí entra también la cuestión de cómo conciben la educación los diferentes partidos políticos, por ejemplo, Podemos encarnaría una posición dura contra la educación concertada y privada mientras que el PP sería un defensor de las mismas, pero este es solo un pequeño ejemplo de esta dialéctica.


Por otro lado, están los partidos nacionalistas, firmemente contrarios a cualquier clase de reforma que contravenga sus intereses. Por lo tanto, no se puede contar con ellos para un Pacto Educativo a menos que se les conceda una serie de concesiones que la mayoría de partidos de corte nacional no estarían dispuestos a conceder.


En definitiva, la necesidad de un Pacto Educativo es real, la educación española está herida y se le están poniendo parches sin que se le trate la herida de raíz. Un Pacto Educativo Nacional, consensuado por todos los partidos políticos, destinado a aprobar un texto legislativo (atendiendo a psicólogos, pedagogos, educadores, profesores además de a los propios legisladores) que reforme la educación española de raíz y que esté vigente durante un tiempo considerable. ¿Mi predicción? No se va a llegar a ello, es imposible esta clase de consenso, puede que se llegue a un “pseudopacto educativo” pero no de la profundidad necesaria para reformar el sistema educativo español de manera categórica. ¿La esperanza? Que con alguna de las numerosas reformas que vayan aprobándose dependiendo del partido político de turno se dé con la tecla y se logre una mejora real del sistema educativo y una estabilidad que por ahora parece algo utópico e imposible de lograrse.


Isabel Celaá, ministra de Educación con el PSOE, e impulsora de la ultima Ley Educativa, la LOMLOE (también conocida como Ley Celaá)

En último lugar, cabe mencionar que sí que se han tomado iniciativas de carácter esperanzador con respecto a la educación española, como por ejemplo las 12 medidas propuestas como Plan de Acción del Gobierno 2010-2011 como parte de su estrategia para la Década 2010-2020. Entre los objetivos a destacar que se persiguen con este plan y que me parecen destacables son el plurilingüismo (entendiendo la sociedad global en la que vivimos), el reconocimiento profesional y social de los docentes (algo que a veces necesita ser recordado) y la dotación de importancia a la Formación Profesional (la tan algunas veces denostada Formación Profesional). El resto de medidas como equidad, flexibilidad de la educación, educación como interés público…son medidas que también considero necesarias, pero al mismo tiempo algo idealistas y difíciles en muchos casos de materializar. De todas formas, es esperanzador saber que existe un interés en esta clase de medidas no solo por parte del Gobierno sino también por la Unión Europea.


En conclusión, está claro que la mejora de la educación vendrá de mano de planes, reformas, fallos y correcciones, cambios de gobierno… y aunque pueda parecer desalentador, al final, hay que tener una visión esperanzadora del futuro de la educación, pese a que su actual estado sea francamente mejorable. 



Comentarios

  1. Qué buena entrada! Super interesante y completa. Es una pena que la estabilidad de la educación de los niños/as de este país esté en manos de que los partidos políticos se pongan de acuerdo... Los perjudicados siempre serán los escolares. Pero como tú dices, hay que tener una visión esperanzadora sobre el futuro, seguro que se puede ir a mejor.

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